miércoles, 5 de diciembre de 2012

"Minima moralia"


"Minima moralia", probablemente una de las obras más conocidas de Adorno, fue escrito en su mayor parte en los años finales de la Segunda Guerra Mundial. Con la perspectiva del intelectual en el exilio siempre presente, el autor articula en tres partes y un apéndice un corpus poderoso y coherente de aforismos, teñidos de un profundo sentimiento de desgarro, en los que aborda algunos de los ámbitos favoritos de su pensamiento, como la sociología, la antropología o la estética. El conjunto constituye, sin duda, una de las obras fundamentales de la filosofía de la segunda mitad del siglo XX, que se presenta ahora en una nueva traducción corregida y aumentada.

Para  terminar. –El único modo que aún le queda a la filosofía de responsabilizarse  a  la vista  de  la  desesperación  es  intentar  ver las cosas tal  como  aparecen  desde  la perspectiva  de  la  redención. El conocimiento   no  tiene  otra  luz  iluminadora del  mundo  que la  que  arroja  la  idea  de  la  redención:   todo  lo  demás se  agota en reconstrucciones y  se reduce a mera  técnica. Es  preciso  fijar  perspectivas en  las que  el mundo  aparezca trastrocado, enajenado, mostrando sus grietas y desgarros, menesteroso y deforme en el  grado en que aparece bajo la luz mesiánica. Situarse en tales perspectivas sin  arbitrariedad ni  violencia, desde el  contacto con  los  objetos,  sólo  le  es  dado  al pensamiento. Y es la cosa más sencilla, porque la situación misma incita perentoriamente a tal conocimiento, más aún, porque la  negatividad  consumada,  cuando  se  la  tiene  a  la  vista  sin  recortes, compone la  imagen invertida de lo contrario a ella. Pero esta posición representa también lo absolutamente imposible, puesto que presupone  una ubicación  fuera  del  círculo  mágico de la existencia, aunque sólo sea en un grado  mínimo,  cuando  todo  conocimiento posible, para que  adquiera  validez  no  sólo  hay  que  extraerlo  primariamente  de lo  que es, sino que  también, y por  lo mismo, está  afectado  por la deformación y la precariedad mismas de las  que  intenta  salir. Cuanto  más  afanosamente se  hermetiza  el pensamiento a su ser condicionado en aras de  lo incondicionado es  cuando  más  inconsciente y,  por ende, fatalmente  sucumbe al mundo. Hasta su propia imposibilidad debe  asumirla  en  aras de  la posibilidad. Pero frente a  la  exigencia  que  de  ese  modo  se  impone,  la  pregunta  por  la realidad  o  irrealidad  de la  redención  misma  resulta  poco  menos que indiferente.


"Mínima moralia. Reflexiones sobre la vida dañada"
Th. W. Adorno
ISBN 978-84-460-1669-4
Ediciones Akal, 2004

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