martes, 8 de enero de 2013

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Entrada: "Todo lo que maté" Hernán Firpo

Vino de la casa: "Los días azules" Fernando Vallejo

Plato Principal:  "Pigmalión o el amor por lo creado" F. Tomás e I. Justo
Postre: "Los jóvenes" Carlos Correas 

"En medio de lo impersonal personificado,
aquí hay una personalidad. Aunque sólo
un punto, como máximo: de donde quiera
que haya venido; a donde quiera que vaya;
pero mientras vivo terrenalmente, esa
personalidad, como una reina, vive en
mí, y siente sus reales derechos.
"
H. Melville

"Todo lo que maté"


Una voz salvaje, curtida por el sistemático rechazo de las editoriales, regresa al hogar. Hernán Firpo vuelve al ruedo digital con su segunda novela, Todo lo que maté, que puede leerse en el blog La Lectora Provisoria. Después de haber alcanzado el deseado “canon de papel”, previo ataque virtual kamikaze, un blog en el que sacaba los trapitos al sol y revelaba las peripecias que padecía un escritor en busca de alguien que lo publicara, el retorno confirma un diagnóstico: la escritura de ficción como enfermedad. “Esto no es literatura, es un arrebato de entusiasmo que empieza con lo del huevo, la gallina, las zapatillas All Star y el flequillo beatle. El pasado y el crimen, porque se puede matar sin ser precisamente un asesino, así como se puede vivir sin estar estrictamente vivo”, dice el trastornado narrador, que pronto se sumergirá en el trámite de la separación y mudanza.

Cuando está angustiado, el protagonista del folletín digital Todo lo que maté se desquita mirando mucho fútbol, “el único desnivel que le permite dejar de pensar en otras cuestiones”. Sin dudas, pertenece a la estirpe de los “locos lindos”; esos inimputables que despotrican su rabia, aunque “narrar no tiene demasiado sentido”, o se burlan de su inercia. “Estoy solo, absolutamente solo, disfrutando de mi intemperie. Soy el único asesino serial sin club de fans.” Las fauces del rencor se desplazan hacia el terreno fértil del disparate bizarro. “Mi abuela me armó el primer porro que probé y mientras lo encendía me dijo: ‘La gente es muy complicada’”, se lee en uno de los capítulos. Escritor y periodista, Firpo publicó su primera novela, Escupir, en el blog La Lectora Provisoria, de Quintín; luego pegó el salto cuando consiguió que la editara Mondadori. La segunda parte de esa novela, titulada Diario de un escritor de ficción –“el mayor puterío del mundo editorial actual”, según el autor–, alimentó el cotilleo. La voz de un outsider tironeado por su afán de pertenecer narraba las miserias del mundillo y no dejaba títere grande o pequeño con cabeza. Ni las editoriales independientes, tan ponderadas como semilleros de nuevas promesas de la literatura vernácula, se salvaron de la lapidación. “Lo que particularmente me interesó en Todo lo que maté es escribir como un animal en el sentido más amplio de la palabra. Esa es una costumbre: escribir como un animal”, subraya Firpo a Página/12.

Silvina Friera

"Todo lo que maté"
Hernan Firpo
Milena Caserola, 2012
ISBN: 978-987-1583-25-6

"Los días azules"


Me pasé la infancia y la juventud en misa o leyendo novelas, y tantas oí y leí que perdí la fe: en Dios, cosa que para los efectos de la literatura poco importa, y en el novelista de tercera persona que sí. En este negocio el que no es poeta o novelista de tercera persona se quedó colgado del trapecio en el aire fuera del circo. Qué más da. ¡Cómo va a saber un pobre hijo de vecino lo que están pensando dos o tres o cuatro personajes! ¡No sabe uno lo que está pensando uno mismo con esta turbulencia del cerebro va a saber lo que piensa el prójimo! ¡Al diablo con la omnisciencia y la novela!
Hoy por hoy no piso una iglesia ni de turista y no leo una novela ni a palos.
Me quedé en Blasco Ibáñez, en Cronin, en Daphne Du Maurier, y me escapé del boom que no sé en última instancia qué fue, si algo así como un Big Bang. Yo sólo creo en quien dice humildemente yo y lo demás son cuentos.                        ------------ Fernando Vallejo

"Los días azules"
Fernando Vallejo
Alfaguara, 2005
ISBN: 9587040783

"Pigmalión o el amor por lo creado"


Los mitos como los lugares comunes se convierten en puntos de referencia de una cultura. En esta obra colectiva se intenta volver a situar a Pigmalión en el seno de la cultura contemporánea, revivir su figura de escultor satisfecho y autoenamorado, ideando nuevas relaciones con nuestra literatura y nuestras artes.


"Pigmalión o el amor por lo creado"
Facundo Tomás e Isabel Justo (Eds.)
Anthropos, 2005
ISBN:8476587457

"Los jóvenes"


El riesgo de apostar por la intensidad de un mundo de experiencias que merecen ser narradas, con una lengua extrema que dinamita la tradición realista, una centralidad torrencial de voces de la oralidad hasta entonces confinadas en los márgenes y un humor escatológico que perfora todos los límites, está en la cédula de identidad de ese escritor imposible, marginal y a la vez trágico. Carlos Correas fue una especie de eslabón perdido, ahora menos olvidado y más visibilizado, que introdujo la temática homosexual en la ficción. “Nuestras obras deben asustar, crear dolores de cabeza, preocupar, ponerlo todo en cuestión. Es, por supuesto, una literatura del escándalo”, asumía un joven que en 1953 sabía que, por más que se aproximaran tiempos de zozobra, tenía un programa literario de una radicalidad tan deslumbrante que aún sigue planteando incómodas paradojas en los discursos del presente. Los jóvenes, recientemente publicado por Mansalva, incluye la nouvelle inédita que da título al libro, los relatos “La narración de la historia” –sin duda uno de los mayores escándalos literarios, con una causa judicial por “obscenidad” que lo sentenció a seis meses en libertad condicional–, “Las armas tiernas” y “Algo más sobre mi caso”.
"Los jóvenes"
Carlos Correas
Mansalva, 2012
ISBN: 9789871474592