sábado, 22 de septiembre de 2012

Menú 22 septiembre "La lengua popular"




Entrada: "De puntín", Antología.


Vino de la casa: "El nuevo espacio público", Ferry y otros












"La sencillez y la naturalidad
son el supremo y último fin
de la cultura"

(Alberto Samid, ¿o era F. Nietzsche?)


"De Puntín"

En la presente antología, el deporte más famoso del mundo, es tomado como eje para el trabajo del escritor. El fútbol es engranado en diversas historias y situaciones que entregan un espectro mucho más rico que lo que el solo juego simboliza.

El carácter social y la interacción de hombres y mujeres entorno a esa práctica social hacen que la presente antología sea rica en muchos aspectos, y en otros alejada de la realidad, del juego en sí, pero allí se instala el trabajo del escritor, no en la veracidad de los actos sino en la diseminación de la imaginación y el trabajo a partir de allí.


No es cuestión de ejercer una mimesis, tampoco es cuestión de hablar solo de fútbol sino que se plantea una buena excusa para trabajar la sociedad en sí.

Un partido muy largo
La cancha no se camina, la camiseta se transpira, en la cancha se ven los pingos, los goles que no se hacen en un arco se hacen en el otro. El partido que juega la antología De puntín apela al alargue. Sí, el partido va más allá de los noventa tradicionales y es necesario dar algunos trotes más dentro de la cancha. Desde Pablo Alí a Diego Grillo Trubba, cada uno de los escritores, pelota en mano, sale a jugar su partido particular.

La trampa asesina en el cuento El sudoeste de Incardona o el partido personal de una mujer con su marido, en el texto de Ariel Magnus, o en Dios apreta start de Leandro Custo y así en el resto, el fútbol es tomado en sus distintas expresiones. En el texto de Incardona, un partido fuera de lo común, en el caso de Magnus, un partido que se juega día a día en la cama y en el caso de Custo, un partido con la vida. Los tres encaran por su cuenta, como mejor les sale, y lo hacen bien. Romina Doval nos enseña de la herencia en las pasiones futbolísticas y Grillo Trubba un par de partidos que tiene un sabor amargo, la traición. Alejandro Parisi, en tanto, expone el desarraigo y la adaptación en tierra extranjera.

En todos los cuentos de la presente antología, los escritores proponen algo más que simples líneas sobre un partido. No son escenas sueltas al azar, sino como un dispositivo que se filtra en el ceno de la sociedad y lo codifica a través de la globa. El dispositivo Fútbol funciona como canalizador de la cultura popular, rescatando las diversas relaciones que se pueden establecer a partir de ciertos detalles: una cancha, un colectivo donde viajan simpatizantes, la herencia de un club, el desarraigo y diversas pasiones que encierran las historias. El partido se extiende. Alargue y tal vez, definición por penales.

Serie de penales
El arquero salta en el lugar. Mueve los brazos. Se inclina al palo derecho y luego al izquierdo. Está esperando. Los cuentos atraviesan la geografía social, dando cuenta de problemáticas que se resuelven en la práctica del deporte que ha convocado a la antología. Así en el cuento de Alejandra Zina, se nos muestra la relación de un grupo de hinchas con el resto de un colectivo y el código en que se presenta esa relación.

El arquero se vuelca al costado derecho y la pelota le pasa debajo.
El dispositivo Fútbol en esta serie de textos, nos permite avanzar una instancia más en la lectura, descubrir lo que el juego en sí entraña y no esta dicho. Cada uno de los escritores se encarga de tomar una posición en la cancha y desde allí ejecutan. La sociedad queda al descubierto por culpa de una pelota.

Recostada sobre el palo derecho del arquero, la pelota besa la red.
El escritor expresa de formas distintas, la pasión de toda una cultura futbolera, de algo que va más allá de la literatura y el juego en sí. El autor es el encargado de poner en funcionamiento el dispositivo Fútbol y entregarlo para su recepción. Tarea no menos inquietante.

El resultado no es lo de menos
El conjunto de textos que concretan De puntín, tiene en común no solo al deporte, sino una generación de escritores que se plantean (o lo intentan) como codificadores culturales. Son parte de un proceso social que toman y devuelven en pequeños fragmentos de la película social. Como un rompecabezas infinito, el partido se extiende más de la cuenta y ya no hay tiempo capaz de medir. En la cancha ha quedado lo mejor de cada jugador (escritor).

La pelota no se mancha, la literatura sí.

Nicolás Correa




"De Puntín". (Antología)
Autores Varios
ISBN: 9789876580014
Mondadori


"El nuevo espacio público"

El espacio público es cosubstancial a la existencia de la democracia. Su principio organizativo está vinculado con la libertad de expresión. El espacio público no está destruido sino que su funcionamiento, en el nivel de la democracia masiva, se halla en conexion directa con la comunicación política.

En primer lugar, se impone una redefinición sociológica del espacio público político. Esta redefinición misma está justificada por el advenimiento de la "sociedad de los medios", un siglo después de de la "sociedad de masas". Para ello se puede partir de una reflexión sobre el espacio público, entendido en su aceptación más amplia. El "espacio público", que con mucho desborda el campo de interacción definido por la comunicación política, es -en sentido lado- el marco "mediático" gracias al cual el dispositivo institucional y tecnológico propio de las sociedades postindustriales es capaz de presentara un "público" los múltiples aspectos de la vida social. Cuando un grupo social -espontáneo o instituído- participa de una deliberación o manifestación respecto de temas de interés colectivo, tal expresión pública de la opinión no participa del espacio público, si sólo los participantes constituyen el público.

Jean-Marc Ferry.
Fragmento del artículo que abre el volúmen

"El nuevo espacio público"
Jean-Marc Ferry, Dominique Wolton y otros
ISBN: 9788474324341
Gedisa
260 págs




"Crímenes Perfectos"


En Seis propuestas para el próximo milenio, las últimas lecciones que preparó Italo Calvino para “evitar” la muerte de la literatura (paradójica y figurativamente, previo a su propia muerte), se destaca la reivindicación de la “rapidez”. En sus notas, Calvino no propone ser rápido para precipitar la historia, para pasar con frivolidad por las acciones de los personajes sino que apunta a incitar la precisión, la agilidad del pensamiento, la desenvoltura, a crear una escritura “dispuesta a las divagaciones, a saltar de un argumento a otro, a perder el hilo cien veces y a encontrarlo al cabo de cien vericuetos...”. Su contraseña es festina lente, apresúrate despacio. El escritor Ricardo Strafacce parece conocerla. Tanto en su fundamental biografía sobre Osvaldo Lamborghini como en sus novelas cortas lo pone en práctica. Y en Crímenes perfectos, su último libro, repite la receta.

El material que se manipula en Crímenes perfectos parece sacado de una “revista de chimentos”. Aparecen mellizas botineras, un mediocre jugador de fútbol que sueña con hacer “la diferencia económica en Europa”, un neófito representante de futbolistas, cenas en Puerto Madero, periodistas que inventan verdades, mafiosos italianos, orgías varias y un par de crímenes transparentes que la ineficiencia de la Justicia convierte en perfectos. Strafacce combina estos elementos de múltiples formas, como si fuesen partes de un juego de rasti que ofrece infinitas terminaciones. Siguiendo la estela iniciada por Copi en libros como La vida es un tango, va armando un absurdo policial que crece por la capacidad de fabular de los protagonistas. Así, los personajes saltan de una trama a la otra, cruzan fronteras, engañan y son engañados. En tal vorágine, el verosímil de la historia se sostiene por el encadenamiento de acciones.

Al igual que en algunas novelas de Sergio Bizzio, Strafacce se las arregla para trabajar con inteligencia en un clima tilingo y fútil. Al rascar la superficie del texto brotan temas clásicos de la literatura, como es el caso del juego de dobles, manifestado por la duplicidad de las mellizas Socorro y Pilar. Tal igualdad –estética, psicológica, sentimental– es utilizada por las hermanas como si fuese un superpoder, un arma secreta. Y quizás lo sea, da a entender el autor: en una cultura liberal que nos forma como seres únicos e irrepetibles, donde el yo es sinónimo de unicidad, quien sepa y promulgue lo contrario –doblez, repetición, cambio de personalidad– puede avasallar con la norma o con la institución que se jacte de representarla.

Un comentario aparte merece los dimes y diretes entretejidos por la compra de Jota Pe, mediocre volante de Ferrocarril Oeste. Detrás se esconde una estafa millonaria de la mafia napolitana al fisco italiano. Para justificar la inversión se le encarga a un periodista que “invente una verdad para modificar la realidad”. Este elabora una teoría que augura que el futbolista moderno, el que está en la vanguardia, “es el que juega sin la pelota”, el que arrastra las marcas para que el resto haga lo fácil: los goles. Pronto la idea se instala en el público, compañeros, prensa y rivales. En este punto, con cierto humor, Strafacce apela a la eficiencia de la videopolítica: crear una ficción, un relato –visual o escrito– que sustituya a la realidad; una construcción paralela que la reemplaza, que necesita sujetos pasivos y acríticos para mostrar a un patadura como si fuese un crack o –en la realidad– a un político en un set televisivo como si estuviese movilizando masas.

El estilo de Strafacce, divertido, ágil, por momentos grotesco, parece un meteorito que se desprende del planeta de César Aira. Su prosa alterna el lenguaje coloquial y escatológico, con hipérboles adecuadas y una verba formal, haciendo convivir en una frase –por ejemplo– modismos de un adolescente snob con los de un escribano. Crímenes perfectos es una novela rápida y delirante que –como pedía Calvino– se atreve a perder los hilos de la trama, aunque no con la suficiente libertad como para quitarles los ojos de encima.

Damian Huergo


Crímenes perfectos
Ricardo Strafacce
ISBN: 9789871474547
Editorial Mansalva


"Horla City y otros. Toda la poesía 1990-2010"



Me detengo frente a la barrera.Es una noche clara y la luna se refleja en los rieles. Apago las luces del auto. Está bien, pienso, es bueno que nos demos un tiempo. Pero no comprendo nuestra relación; no sirvo para eso. ¿Acaso serviría de algo? Tu padre está enfermo y mi madre está muerta; pero igual podría ir y tirarme encima tuyo como todas estas noches. Eso es lo que sé. Ahora la tierra vibra y un tren oscuro lleva gente desconocida como nosotros.
Fabián Casas es un poeta popular. Cuenta también con el favor de la crítica y de sus colegas, pero algo en su lengua hace que sus poemas sean leídos con devoción por personas que, habitualmente, no leen textos en verso. Casas, poeta de lo común, es capaz de llegar con su poesía a la gente común. Sus libros circularon de mano en mano y el boca a boca los hizo traspasar las fronteras habituales del público de poesía, y también las fronteras nacionales, hasta convertirlo quizás en el poeta reciente más leído de América Latina. En estas dos décadas, Casas ha construido breves piezas memorables. Tomando como punto de partida muchas veces escenas u objetos cotidianos, hace vibrar la tecla de ese estado de pregunta que es la vida en este mundo. Este volumen reúne todos sus libros de poesía publicados a la fecha, más el inédito Horla City. Con lo que quedó de los viejos dogmas, Casas hace poesía social en una época de desencanto, y muestra que el amor y la desesperación a veces son la misma cosa.


Dos notas a Fabián Casas.
Entrevista en Página/12 el 27/05/2012 por S. Friera. Acá.
Entrevista en Ñ en 11/05/2010 por Mauro Libertella. Acá



Tres poemas 
(selección de Alucino en su blog)

El calor
A través de la ventana
una luz blanca, intensa,
se posa sobre la mesa de madera.
Leo a Robert Lowell en inglés
y comparo las versiones de Girri.
De a ratos, levanto la vista
hacia los edificios grises
con ropas colgadas en sus balcones
y ventanas a medio abrir
—como una cigarra en el calor,
el torno de una obra
y la letanía de los martillazos
que se expanden en la inmovilidad
del verano—.
De Lowell, nada quiero decir;
Pero de Girri…¡ah, Caronte,
tardarás en comprender
al pasajero que te llevas!


Música

Mi tía concilia el sueño a los ochenta años
escuchando viejas canciones en su radio portátil.
En su pieza, en lo oscuro,
el éter se ha transformado en algo vital.
Supongo que estas cosas pasan
y me pasarán también a mí.
Sobre el final de la vida
la única música que existe
está fuera de nosotros.

de El salmón, 1990-1996


The Heart of Darkness

Después de cerrar el quiosco
el señor Kurz suele sentarse a comer
en ese rincón que ves allá.
Sí, ahí, bajo el cono de luz,
para degustar una pasta demoledora
acompañado por su litro y cuarto
de vino de la casa.
Anoche, mientras masticaba,
el señor Kurz se quedó hipnotizado
mirando a una vieja pareja de cacatúas,
hembra y macho, que comían en silencio.
Es en esos casos cuando el señor Kurz
—que es uno de los nuestros,
si se me permite la expresión—
se pone melancólico
y vuelve a sentir
en toda su dimensión,
el horror.


"Horla City y otros. Toda la poesía 1990-2010"
Fabián Casas
ISBN: 9789500432351
Emecé
216 págs