jueves, 13 de septiembre de 2012

"Como una novela"



Se define este libro como una perfecta animación a la lectura realizada a través de argumentos poco corrientes. No creo que sea así, pero el caso es que uno sale de “Como una novela” satisfecho, como después de reunirse con unos amigos y charlar de aficiones comunes, sin actitudes ni poses.
Pennac, todo hay que decirlo, no es rimbombante; aborda el problema con simplicidad y directamente, sin andarse con rodeos. El único problema que le encuentro es, quizá, la irrealidad que transpira. Digo esto porque el escritor propone la enseñanza de la literatura a través de la literatura misma, con lecturas, sin caer en la tentación de los comentarios, las exégesis y las reseñas. Lo cual, para qué engañarnos, es hermoso, pero poco práctico.
Aunque no soy partidario de que la letra entre con sangre, sí encuentro necesario que a los niños se les impulse a leer, y ello conlleva que comprendan lo que leen y que lo analicen. Puede que no sea el mejor método existente, puede que debiéramos volver a los paseos de Sócrates, pero hay que ceñirse a un sistema, y no creo que sea el peor de los posibles. Generaciones de lectores se han educado haciendo comentarios de texto y se han apasionado por la buena literatura, más tarde o más temprano, siguiendo o no las recomendaciones de sus profesores; como digo, no será un procedimiento perfecto, pero sí es válido.
Por lo demás, lo mejor del libro de Pennac es su parte final, donde desgrana diez leyes imprescindibles para todo lector, todas ellas tan ciertas como la vida misma y de una honestidad sorprendente. La número cinco, que habla sobre la calidad de los libros y la existencia de ‘buenas’ y ‘malas’ novelas, es un compendio perfecto de lo que pensamos en SDL, por lo que la cito casi en su totalidad:
…digamos que existe lo que llamaré una ‘literatura industrial’ que se contenta con reproducir hasta la saciedad los mismos tipos de relatos, despacha estereotipos a granel, comercia con buenos sentimientos y sensaciones fuertes, se lanza sobre todos los pretextos ofrecidos por la actualidad para parir una ficción de circunstancias, se entrega a ‘estudios de mercado’ para vender, según la ‘coyuntura’, tal o cual tipo de ‘producto’ que se supone excita a tal o cual categoría de lectores.
Sin lugar a dudas malas novelas.
¿Por qué? Porque no dependen de la creación sino de la reproducción de ‘formas’ preestablecidas, porque son una empresa de simplificación (es decir, de mentira), cuando la novela es arte de la verdad y (es decir, de complejidad), porque al apelar a nuestro automatismo adormecen nuestra curiosidad, y finalmente, y sobre todo, porque el autor no se encuentra en ellas, así como tampoco la realidad que pretende describirnos.
En suma, una literatura del “prêt a disfrutar”, hecha en moldes y que querría meternos en un molde.
No creamos que estas idioteces son un fenómeno reciente, vinculado a la industrialización del libro. En absoluto. La explotación de lo sensacional, de la obrita ingeniosa, del estremecimiento fácil en una frase sin autor no es cosa de ayer. Por citar únicamente dos ejemplos, tanto la novela de caballerías como, mucho tiempo después, el romanticismo se empantanaron ahí. Y como no hay mal que por bien no venga, la reacción a esta literatura desviada nos dio dos de las más hermosas novelas del mundo: “Don Quijote” y “Madame Bovary”.
Así pues, hay ‘buenas’ y ‘malas’ novelas.
Las más de las veces comenzamos a tropezarnos en nuestro camino con las segundas [...]. Durante cierto tiempo leemos indiscriminadamente las buenas y las malas [...]. Y después, cierto día, sin darnos cuenta, nuestros deseos nos llevan a la frecuentación de los buenos. Buscamos escritores, buscamos escrituras. La mera anécdota ya no nos basta. Ha llegado el momento de que pidamos a la novela algo más que la satisfacción inmediata y exclusiva de nuestras sensaciones.
Qué mejor resumen que éste. Aunque sus tesis sean algo inocentes, lo cierto es que Pennac aboga por el placer de leer buena literatura. Un placer fuera de serie.

"Como una novela"
Daniel Pennac
Norma

No hay comentarios:

Publicar un comentario