viernes, 7 de diciembre de 2012

"El discurso social"

 Si alguien se tomara el trabajo de elegir un lugar y un año, y luego, de leer todo aquello que se publicó allí durante ese lapso –desde los textos académicos hasta los diarios de circulación masiva–, tendría ante sí una manifestación muy concreta del “discurso social”, es decir, de todo aquello que, en una coyuntura particular, puede pensarse y escribirse. Marc Angenot, un pionero en el campo del análisis del discurso, demuestra en este libro que semejante experimento es realizable y que abre el camino para analizar el pasado, lejano o reciente.
La primera parte de esta obra despliega la teoría del discurso social y, como un ejemplo de su productividad, la segunda parte aborda distintas modalidades discursivas: las doctrinas socialistas acerca de un arte proletario, el surgimiento de las ideologías modernas y el renacer de los estudios retóricos. El axioma que atraviesa este enfoque es que las ideas y los discursos son hechos históricos: no se puede tener cualquier creencia u opinión en cualquier momento y en cualquier cultura. En cada época reina una hegemonía de lo pensable y una serie de reglas que establecen modos legítimos de argumentar y narrar, de persuadir y de probar.
Historizar los discursos, comprender dentro de qué límites piensa y escribe una sociedad determinada, resulta un paso insoslayable no sólo para el analista del discurso sino también para el historiador de las ideas y el investigador en ciencias sociales. Esta selección de trabajos se propone como una inmejorable vía de acceso a la obra de un autor tan prolífico como poco traducido, y constituye una orientación fundamental para quienes estudian la discursividad social.
"El discurso social"
Marc Angenot
ISBN: 9789876291347
Siglo XXI Editores, 2010


 Mar Angenot se considera un “analista del discurso”. Acerca de esta función dice: “…El analista del discurso/historiador de las ideas se ocupará de describir y explicar las regularidades en lo que se dice, se escribe, se fija en imágenes y artefactos en una sociedad. En las esquematizaciones que narran y argumentan y que, en un determinado estado de la sociedad, están dotadas de inteligibilidad y aceptabilidad y parecen esconder “encantos” particulares, el analista intentará identificar funciones y apuestas (enjeux) sociales. Las prácticas discursivas son hechos sociales y, en consecuencia, hechos históricos. 1

El analista ve en lo que se escribe y se difunde en una sociedad dispositivos que funcionan independientemente de los usos que cada individuo les atribuye, que existen fuera de las conciencias individuales y que están dotados de un poder social en virtual del cual se imponen a una colectividad, con un margen de variaciones, y se interiorizan en las conciencias. Ésta es, aplicada a lo conceptual-discusivo, la definición misma de un hecho social según Émile Durkheim.
Contrariamente a los manuales de retórica que abordan los razonamientos, deducción e inducción, como fenómenos intemporales regulados por normas eternas, yo estudio especialmente la argumentación (que es inseparable de otros mecanismos de puesta en discurso) como un hecho histórico y social. La historia retórica es el estudio de la variación histórica y sociológica de los tipos de argumentación, los medios de prueba, los métodos de persuasión. De allí que yo atribuya a la palabra “razonable” un sentido relativo: este término se refiere al conjunto de los esquemas persuasivos que han sido aceptados en alguna parte y en un momento dado o que son aceptados en un medio particular, en una determinada comunidad ideológica, como sagaces y convincentes, mientras que, al mismo tiempo, son considerados como “aberrantes” en otros sectores o en otros momentos.

1 No me parece problemático adoptar, para el estudio del sigloXX, la categoría de “discurso” en un sentido amplio, capaz de incluir todos los dispositivos y géneros semióticos – la pintura, la iconografía, la fotografía, el cine y los medios masivos – susceptibles de funcionar como un vector de ideas, representaciones e ideologías…”

La perspectiva de Angenot retoma lo que se narra y se argumenta, no es reducible a lo colectivo, a lo estadísticamente difundido: se trata de extrapolar de esas “manifestaciones individuales” aquello que puede ser funcional en las “relaciones sociales”, en lo que se pone en juego en la sociedad y es vector de “fuerzas sociales” y que, en el plano de la observación, se identifica por la aparicion de regularidades, de previsibilidades. En ese proyecto de un análisis de los discursos como productos sociales, el lector habrá reconocido un eco de los principios de Durkheim ([1895]), 1968).

El discurso social, dice el autor, - si acaso tiene alguna relación con la lengua normativa, la “lengua literaria” de una sociedad – no tiene relación con la “lengua” de los lingüistas. Si bien el discurso social es la mediación necesaria para que el código lingüístico se concrete en enunciados aceptables e inteligibles, la perspectiva sociodiscursiva permanece heurísticamente alejada del ámbito de la lingüística. Ambas perspectivas parecen irreconciliables, y el análisis de los lenguajes sociales es antagonista (como, según mi parecer, demuestra toda la investigación contemporánea) de la descripción de “la lengua” como un sistema cuyas funciones sociales deben ser, en cierto modo, neutralizadas, escotomizadas. Sin embargo, el discurso social, al igual que el “código” lingüístico, es aquello que ya está allí, aquello que in-forma el enunciado particular y le confiere un estatus inteligible.

Porque todo discurso concreto (enunciado) descubre siempre el objeto de su orientación como algo ya especificado, cuestionado, evaluado, envuelto, si así pudiera decirse, por una bruma ligera que lo oscurece o, al contrario, como algo esclarecido por palabras ajenas a su propósito. Está envuelto por las ideas generales, las perspectivas, las apreciaciones y las definiciones de otros. (Bajtín, 1978:100)

Historizar los discursos, comprender dentro de qué límites peinsa y escribe una sociedad determinada, resulta un paso insoslayable no sólo para el analista del discurso sino también para el historiador de las ideas y el investigador en ciencias sociales. Esta selección de trabajos se propone como una inmejorable vía de acceso a la obra de un autor tan prolífico como poco traducido, y constituye una orientación para quienes estudian la discursividad social.

Marc Angenot es un investigador canadiense de origen belga, es doctor en Filosofía y Letras (Bruselas, 1967). Ocupa la cátedra de Estudios de Discurso social en la Universidad McGill de Montreal. Es profesor de historia de las ideas y de análisis del discurso. Reconocido como el padre de la teoría del discurso social, es autor de una obra que abarca diversos dominios, como la historia, la lingüística, la retórica y la filosofía política.

Publicado por Araceli Otamendi 






No hay comentarios:

Publicar un comentario